martes, 23 de julio de 2013

El sofá que quería ser mesita auxiliar.


Yo antes era un mueble con dientes.
Ahora tengo menos dientes y ya no soy un mueble o estoy camino de no serlo.

Se podría decir que era el sofá donde todo el mundo acude, planta sus posaderas, se acomoda, se refugia... Eso sí, sin tenerlo en cuenta, sólo te echan en falta si de repente entran en el salón y ya no estás.

Al principio todo el mundo lo cuida, le pone sus tapetitos de croché tan monos encima, sus fundas para que no se ensucie, lo limpian con toda clase de productos, pero en cuanto vienen los niños, saltan encima de tí, te arrancan los cojines y los lanzan por el suelo y te pintan con un rotulador (a ser posible rojo o verde).
Si te queda un hueco libre, es ahí donde hace su aparición el perro que se rasca contra tí como un oso en un árbol y te deja ennegrecido dándote una nueva tonalidad de la que carecías.

Pero ahí estás tu sabiendo que tienes un papel importante (o eso crees), para que cuando llegue el cabeza de familia (derrengado del trabajo), tenga un sitio donde echar la siesta a pata suelta. Cuanto mayores sean sus ronquidos mayor es tu júbilo. De tí depende en gran parte que su descanso sea reparador y pueda seguir con su jornada.

Van pasando los años y cada vez estoy más desfondado. No soy ni la sombra de lo que era.
Y tras múltiples horas de TV a mis espaldas, empiezo a observar a otros muebles de la casa, a examinarlos profundamente. Total, tengo todo el tiempo del mundo. Y me doy cuenta de que aunque algunos llevan el mismo tiempo que yo en la casa no les veo tan perjudicados. ¿Cómo es posible? Quizás sea porque no han dado todo de sí, su entrega no ha sido total y ahora no necesitan dar marcha atrás y hacerse respetar.

Mira la mesita auxiliar, se usa pocas veces y para poner libros y una lamparita. Además tiene ruedas, su movimiento no está restringido ni depende del ánimo de la dueña de la casa que sólo me mueve de sitio cuando está deprimida, y al poco tiempo vuelve a ponerme donde estaba antes porque el salón no tiene una gran amplitud y la puerta no se abre bien.
Lo que ocurre es que se da cuenta de que su vida será igual de mísera aunque me cambie de lugar. 
Siento no poder ayudarla.

Tanto preocuparme por la familia y han comprado un sillón nuevo.

Estoy en la calle con un par de gatos cotrosos llenos de sarna encima que huelen a orines. 
¡Y yo me quejaba antes! Hala, para que te empapes. 
Sólo me queda esperar al camión para que me lleven al vertedero y entonces añoraré a los asquerosos mininos. Esto no mejora.

Un coche ha parado y un tío con rastas se me ha quedado mirando.

Ahí viene otra vez el tío con la pinta rara, pero esta vez no viene sólo, le acompaña una chica con un piercing en la boca. ¡Qué dolor! Esta valdría para sillón y él para váter por lo bien que huele.

Ya tengo nuevo hogar, un poco desordenado. El resto de muebles tienen la misma apariencia que yo o peor. Y lo mejor de todo es que no hay televisión. 
Estoy rodeado de cuadros con muchos colores. Es bonito.

¡Ahí va! El tío es pintor, y firma sus obras como Pequeño Pollock (espero que sólo se parezca al original en su amor a la pintura).

Puede que me adapte, siempre he querido ser partícipe de algo creativo. El vertedero puede esperar.






domingo, 14 de julio de 2013

Amiga de sus amigos.

Amiga de sus amigos, hija de su madre y de su padre, vecina de sus vecinos, esposa de su marido y madre de sus hijos.
Qué expresión tan absurda.

El riesgo está en ser amiga de tus amigos de Facebook o si me apuras de tus enemigos.
A sabiendas que es tirarte a una piscina sin agua. Tarde o temprano te la pegas.

Esta es la verdadera Mala Educación y no la de Almodóvar, que te enseñen desde chiquitita, por ser mujer y cristiana, a darte a los demás y no dejar nada para tí.

No hay escapatoria, porque aunque no creas en Dios, por otro lado te enseñan que no hay que discriminar a nadie con frases del tipo: " de todo el mundo se aprende algo" y "a la gente hay que aceptarla como es".
Ea, me pilló el toro.

Tu familia no es inmortal como Cristopher Lambert, cambiarás de domicilio y por tanto de vecinos, los amigos del FB van y vienen, pero siempre hay alguien que te acompañará hasta el fin de tus días, TÚ.

Nadie te ha enseñado a darlo todo por tí, a cuidarte, honrarte, amarte y respetarte en la salud y en la enfermedad hasta que la muerte te llegue.
Ni el colegio con su Educación para la ciudadanía, ni la iglesia con su "por mi culpa, por mi culpa, por mi grandísima culpa" y poner la otra mejilla, ni en tu casa, porque no saben hacerlo de otra manera (soy madre y se hace lo que se puede).

Cuando te das cuenta de que todo es eso, un cuento, intentas cambiarlo y tu vida se convierte en un coche que va lanzado cambiando permanentemente de carril y que se dirige indefectiblemente, si tú no lo remedias, hacia la mediana mientras se oye en la radio: egoísta ayuda a los demás, sé empática, haz bien y no mires a quién, no quieras realizar tus sueños, hazle la vida agradable a tu entorno.

El trompazo puede ser brutal.

Ahhhhh. Me la pegué.



sábado, 13 de julio de 2013

Cuando una madre se embarca en una formación on line...

Si difícil es ir al baño sin interrupciones, ni te cuento ya hacer un curso on-line.
Te venden la moto de que en un curso a distancia tú escoges el momento apropiado, y vas y te lo crees, porque siempre hay alguien de tu entorno que lo consigue.
¿Qué horario sería el adecuado? ¿Cuándo tus churumbeles se hayan acostado? Entonces estás tan cansada que lo que quieres es planchar la oreja y mañana será otro día, con energías renovadas y llena de buenas intenciones.
Sólo hay un pequeño inconveniente: el mañana no existe.
Al día siguiente, se repite el mismo bucle, como el día de la marmota.
Si yo lo que quiero es realizarme como persona, ser creativa y un ejemplo para mis niños, esos mismos que no me dejan hacerlo.
Cuando los tutores ven que no avanzas ni presentas los ejercicios a tiempo, te informan de cómo conseguir el título. ¿Título? ¿Yo para qué quiero uno? Tengo tantos que podría empapelar la pared.
Tenemos motivaciones distintas, ellos mostrar el número de personas a las que forman y yo aprender, aprender de verdad.
¿Creéis que lo conseguiré?